“Entonces dije: !Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos”
Hace un tiempo cuando vivía en Quito Ecuador tuve un sueño, en el me veía caminando de día por la Av. Naciones Unidas. De pronto me encontré en una montaña, creí que era el Pichincha, mi sorpresa fue al darme cuenta que me encontraba en el Ávila principal montaña que rodea la ciudad de Caracas, al ir subiendo pude observar a los lados del camino piedras preciosas de todos los colores, rubíes, esmeraldas, perlas, topacio, todo lo que podía imaginar , de pronto me pare y voltee a ver la ciudad, en ella vi a multitudes de gentes de todas las edades, razas y color, niños, jóvenes , adultos y ancianos, todos con las manos levantadas pidiendo ayuda, me pedían que los salvara, no entendí sino al ver que de la montaña caía una lava como de volcán , mi asombro es que no era caliente, tampoco fría, pero que ahogaba y podía tapar y hacer que la persona muriera. Lo sorprendente es que la lava pasaba a mí alrededor sin tocarme, se desviaba en dos corrientes y luego se unía nuevamente.
Años después el 5 de agosto de 2006 me encontraba en mi primera reunión de Iglesia, en el Parque Miranda (del Este) al lado de un árbol y de fondo el gran y maravilloso AVILA, allí recordé el sueño, es la promesa dada por Dios a un servidor y su significado es llevar y predicar la palabra no adulterada, como muchos hoy lamentablemente lo han hecho, con un falso evangelio y mensaje de autoayuda que no salva.
Puede darse e interpretarse de muchas maneras, pero en su forma más simple en ella está reflejada la montaña del sueño, y la palabra anunciada de acuerdo a la Biblia la cual es para Salvación del que cree.